miércoles, 30 de abril de 2014

manifiesto ante las ELECCIONES EUROPEAS 2014:

CONTRA LA EUROPA DEL CAPITAL,
QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS CAPITALISTAS.
POR UNA ALTERNATIVA INTERNACIONALISTA DE CLASE

Este 1º de mayo se celebra poco antes del inicio de la campaña electoral de las elecciones europeas del día 25.

Lo que se va a elegir es a los miembros del “Parlamento Europeo”, único órgano electo de la Unión Europea, que, aunque haya ido aumentando de competencias progresivamente, sigue siendo centralmente consultivo y no legislativo. Cuando algunos intentan resaltar su importancia, no está de más recordar que, bajo la presidencia del socialdemócrata alemán Schulz, el Parlamento Europeo se ha pronunciado estos últimos años contra las políticas de ajuste... con un efecto exactamente igual a cero sobre las políticas de los países miembros. El Parlamento Europeo será útil como cementerio para elefantes y desechos políticos, pero no cuenta nada en la política real.
Sin embargo, las elecciones europeas no por ello están desprovistas de importancia. En España si las fuerzas políticas están concentradas en ellas es fundamentalmente por su efecto como encuesta práctica para prever qué pasará en las próximas elecciones generales.
Por un lado los partidos que están llevando el peso de aplicar las medidas antiobreras y antipopulares quieren minimizar el desgaste que estas medidas producen en su electorado. Aquí no sólo hay que incluir al PP sino también al PSOE, que era el partido que gobernaba cuando empezó la crisis y que en este momento está en la práctica, bajo la dirección de Rubalcaba, apoyando tácitamente las medidas y la continuidad del gobierno de Rajoy hasta 2016.
Por otro lado, la circunscripciòn única, que hace que todo voto cuente, unido a la gran abstención que siempre se produce en estos comicios, permite hacerse la ilusión a todas las alternativas nuevas de que es posible tener un impacto e incluso obtener un diputado.
En cualquier caso, las elecciones representan siempre un momento en que la política en general y no un tema determinado se coloca en el centro de la escena y por lo tanto representan también una oportunidad para que los comunistas revolucionarios levanten un programa anticapitalista que ninguna excusa “radical” justificaría no aprovechar.

El PSOE, sin taparrabos
Estas elecciones son vitales para el PSOE. Si pretende arrebatarle el poder al PP en las próximas elecciones generales, la premisa es obtener un buen resultado en éstas. El PP no sólo llega desgastado sino con una escisión, Vox, a su derecha. Pero las encuestas no pintan bien para la socialdemocracia. Y es lógico.
De la misma manera que la táctica Rajoy para ganar las elecciones no consistió en atacar a Zapatero sino en estar callado esperando ver pasar el cadáver de su enemigo, confiando en que la inercia haga que muchos votantes pasaran del PSOE al PP simplemente por ver lo que harían, Rubalcaba espera que la gente vote al PSOE sólo porque no aguanta más al PP. Pero la cosa no es tan fácil. La gravedad de la crisis está despertando la agudeza de las clases trabajadoras. Ya no se trata sólo de votar a uno para que no salga el otro. ¿Qué se podría esperar de un gobierno del PSOE?
Lo ocurrido en la Junta de Andalucía ha servido para escenificarlo. Se trata de un gobierno de coalición PSOE-IU que, bajo toda la palabrería “progresista” se ciñe disciplinadamente al límite del gasto fijado por el gobierno central y aplica diligentemente los recortes en sanidad, educación, sueldos de los empleados públicos, privatizaciones, etc. El PSOE intenta presentar esta política como “alternativa” y, rizando el rizo, IU intenta estar a la vez en el gobierno y en la oposición, en las movilizaciones contra las medidas que ellos mismos aplican.
Pero la cosa ha estado a punto de reventar cuando la policía ha desalojado la Corrala Utopía de Sevilla, la ocupación de vivienda que se ha convertido en un símbolo estatal e incluso internacional de la lucha contra los desahucios. La Consejería de Vivienda, en manos de IU se apresuró a realojar a los desahuciados y Susana Díaz, la Presidenta, le quitó las competencias. A punto estuvo el acuerdo de romperse aunque finalmente IU ha recuperado las competencias y el gobierno conjunto sigue en pie.
Susana Díaz, el cachorro de Felipe González, la que considera a Botín el mejor “aliado de Andalucía” ha dejado claro que lo que más temía es que el pueblo sacara la conclusion, como en Gamonal, como en la limpieza o la sanidad en Madrid, que “la lucha, paga”. Lo que no puede ser a sus ojos es que la lucha de los propios afectados por el problema de la vivienda triunfase sobre la banca.
Y si hay alguna duda sobre lo que significaría esta política si estuvieran en el gobierno central, no hay más que ver lo que ocurre al otro lado de los Pirineos. El socialdemócrata Hollande ganó las elecciones francesas prometiendo parar los recortes pero acaba de presentar, con Valls, un plan que deja corto a los de Sarkozy.

IU, la izquierda del régimen
Izquierda Unida se frota las manos ante estos comicios. Ellos esperan que el desgaste del bipartidismo les beneficie. Están convencidos de que aparecen como la verdadera alternativa frente al PPSOE, los únicos que plantean una política distinta al ajuste neoliberal.
Pero esto no sólo es falso en la vida real sino que es percibido como tal por sectores crecientes de las clases populares. No se puede tener a la vez la tortilla y los huevos. No se puede estar contra los recortes y participar en su aplicación en gobiernos como el andaluz. No se puede criticar la política de la Unión Europea pero luego reconocer sus instituciones, simplemente planteando su “reforma”. No se puede pedir un proceso constituyente y luego seguir rindiendo pleitesía a las instituciones del régimen monárquico. Hay que elegir. Pero IU ya ha elegido.
Es que IU, es decir, el PCE, es un partido del régimen, no uno cualquiera sino uno de sus pilares. Su grupo europeo tiene como figura cenral a Alexis Tsipras, el griego que pretendía la cuadratura del círculo: romper con las políticas impuestas por el rescate de la Unión Europea sin romper con la Unión Europea. El voto a IU no es un voto a la alternativa a lo que hay, sino al taparrabos de “izquierda” de lo que hay.

Las diversas alternativas “ciudadanas”
El impacto de la crisis ha sido muy profundo, desde luego sobre la clase trabajadora y los sectores más desvalidos, pero también sobre todo el conjunto de las clases populares y también de las capas medias, incluso sobre sectores de la burguesía. Esto se ha expresado no sólo en el aumento de la movilización sino también en el descrédito de todas las instituciones del régimen, políticas y judiciales, a las que se ve como cómplices o mejor, causantes, de los sufrimientos del pueblo. Esto tiene un aspecto positivo, pues no puede haber un avance en la conciencia hacia la revolución sin romper con el régimen. Pero también tiene un aspecto negativo, parte del descrédito de las instituciones se debe a la creencia ampliamente extendida de que las penalidades que sufren los pueblos tienen su causa en malas políticas, aplicadas por políticos “corruptos” en lugar de tener su raíz en el propio sistema capitalista.
Por eso, la proliferación de alternativas “ciudadanas” que se presentan a estas elecciones por primera vez no es positiva de por sí. Las alternativas, por el hecho de ser “ciudadanas”, no de clase, no lo son tal. No plantean ninguna salida real a la situación sino que por el contrario, al difundir la idea de que la culpa la tiene “la corrupción” o la Ley Electoral, implícitamente disculpan al capitalismo de los problemas y se erigen en posibles soluciones de recambio para el capital.
El caso más extremo es el del Movimiento RED, encabezado por el juez Elpido Siiva. Este juez encarceló a Blesa, lo que es digno de aplauso. Y está sufriendo acoso y derribo por ello, como antes lo sufrió Garzón por haberse atrevido a meterle mano a la red Gürtel y pretender juzgar los crímenes del franquismo. Pero eso no lo convierte en “progresista” como la persecucion a Garzón no puede borrar su papel en el cerco al independentismo vasco. Más allá del circo en el que Silva está convirtiendo su juicio, lo importante es que, después de discutir con PSOE, Podemos, Partido X, Asamblea 14D, etc, se presenta a las elecciones con un programa que afirma que lo malo que hay en España es que por culpa del “amiguismo” no hay verdadera “libre competencia”. Y la LOMCE la considera una ley que “no profundza lo suficiente”. Y critica los recortes, pero propone otros. Y pide más subvenciones para los empresarios, porque “No queremos una Europa de grandes Corporaciones y grupos de presión, sino de personas y emprendedores”.
Pero desgraciadamente, Podemos pertenece a la misma categoría. Aunque Pablo Iglesias y su entorno, además de Izquierda Anticapitalista y En Lucha, que forman parte y apoyan la candidatura, son fuerzas que se autodenominan de “izquierda”, “obreras”, “anticapitalistas”, la candidatura como tal se presenta como “ciudadana” y las únicas reivindicaciones que levanta son democráticas, no de clase. Y con mucho cuidado, porque desde su primer manifiesto a sus últimas declaraciones han ido abandonando cualquier reivindicación mínimamente seria. No es extraño que al final la única diferencia que planteen con Izquierda Unida sea la de las dichosas “primarias”.

Por un programa democrático y anticapitalista
No es que la democracia no tenga importancia. La democracia es vital para la clase trabajadora, porque le permite organizarse, elevar su conciencia y prepararse para el derrocamiento del capitalismo. La democracia es un medio de lucha y también un fin, porque no es imaginable una alternativa real al capitalismo que no implique democracia
Al régimen que hay en España lo llaman democracia y no lo es. La jefatura del Estado sigue ocupada por la Monarquía que puso Franco. El rey irresponsable ante los tribunales sigue con sus negocios desconocidos por el pueblo, sique haciendo su política entre bastidores y preparando la sucesión del principito. No hay avance posible para las clases populares sin derrocar la Monarquía y proclamar la república.
El papel fundamental que Franco dio al rey no fue dar discursos en Navidad sino ser el jefe de unas Fuerzas Armadas encargadas por la misma Constitución de mantener la “unidad de España”. Pero España no es una nación sino una cárcel de pueblos. El actual régimen se basa en la negación de derechos para las naciones, empezando por el más básico, el derecho a la autodeterminación. El vergonzoso cierre de filas de PP y PSOE en el Congreso para oponerse a la “consulta” catalana lo muestra bien a las claras. La defensa del derecho a la autodeterminación de las naciones oprimidas: Catalunya, EuskalHerría, Galiza, Canarias, etc, es la piedra angular de un programa democrático consecuente. Esto significa respetar el derecho a decidir, de Catalunya y Euskadi, sin interferencias externas. Sin olvidar la necesidad de la devolución a Marruecos de las dos últimas posesiones coloniales, Ceuta y Melilla, residuo de un pasado oprobioso.
No somos independentistas, sin embargo. Nuestra propuesta es la Federación de Repúblicas Socialistas Ibéricas, en el camino de los Estados Unidos Socialistas de Europa. Pero la federación debe ser estrictamente voluntaria, siempre con la puerta abierta para salirse quien quiera. No hay problema: de donde se quiere huir es de la cárcel.
Las libertades públicas están en peligro. El gobierno está multiplicando la represión directa en las movilizaciones, pero también las multas. Está preparando una “Ley mordaza” que pretende impedir la protesta contra sus medidas. Es necesario oponerse a todas las medidas que restrinjan la libertad de expresión y manifestación, pero para ello hay que empezar desde el principio. Este régimen intenta impedir la expresión politica de grandes sectores de la población, etiquetando de “terrorista” a lo que se salga de sus postulados. Por eso hay que luchar por la derogación de la Ley de Partidos.
La falsa “Ley de Memoria Histórica” de Zapatero, que pretendía “cerrar las heridas de la guerra” ha fracasado porque la herida sigue abierta. Los jueces “conservadores” y “progresistas” se unieron para laminar a Garzón por atreverse a plantear el problema y el PP ha dejado la ley sin financiación. Por el contrario, de lo que se trata es de investigar los crímenes fascistas hasta el fin y la plena rehabilitación de las víctimas, de los luchadores antifascistas.
Hay un clamor contra los privilegios de los políticos y la corrupción. Los privilegios son el premio a los políticos por gobernar para la burguesía. Los corruptos existen porque existen los corruptores, las empresas. Por salarios iguales al de un trabajador especializado para todos los cargos públicos, por el “gobierno barato´, por comisiones de investigación obreras y populares contra la corrupción. Ninguna confianza en la judicatura. La limpieza en los sindicatos la tienen que hacer los trabajadores y no los jueces. Castigo para los corruptos y también para los corruptores.
El gobierno del PP refuerza los aspectos más reaccionarios del régimen. Y entre ellos está la vinculación con la mayor organización oscurantista mundial, la Iglesia Católica. La nueva ley educativa, la LOMCE, refuerza sus privilegios, mientras se prepara una reforma regresiva del aborto bajo su dictado.
No sólo hay que derogar la LOMCE sino también a sus predecesoras en el camino de la segregación del alumnado. No sólo hay que parar la reforma del aborto sino que hay que avanzar hacia el aborto libre y gratuito. Y hay que, por fin, hacer realidad el principio de la separacion Iglesia-Estado acabando con su financiación pública, expropiando sus posesiones injustificadas, que incluyen la enseñanza privada y concertada para crear un sistema educativo público único, laico y gratuito. Las iglesias que vivan de sus fieles.
Las masacres que se cometen regularmente en Ceuta y Melilla nos recuerdan lo que significa la Europa-Fortaleza. No hay “efecto llamada”, lo que hay es “efecto huída”, cuando Europa está hundida en la crisis, cuando muchos de sus inmigrantes huyen, siguen llegando subsaharianos porque huyen de un continente al que el saqueo imperialista está hundiendo en la barbarie. Aquí si sobra alguien son los que nos metieron en la crisis, si sobra alguien son los banqueros y especuladores. ¡papeles para todos, plena libertad de inmigración, no a la expulsión de los sin-papeles de la sanidad pública y de España!

La clase trabajadora debe defender su nivel de vida y condiciones de trabajo
No hay otra salida de la crisis concebible para el capital que elevar los beneficios. Y esto tiene como premisa necesaria aumentar la explotación de los trabajadores. Han avanzado mucho en ello: mientras se recorta el salario de los empleados públicos, a los trabajadores del sector privado se les deja indefensos con la Reforma Laboral, se les despoja de las conquistas que lograron durante décadas acabando con la ultraactividad de los convenios, se los despide en masa hasta lograr la tasa de desempleo más grande de Europa.
Es necesario reaccionar defendiendo las condiciones de vida y trabajo. Aumento lineal de los salarios para que sean suficientes para vivir. Salario mínimo de 1500 €. No a los aumentos de ritmos y jornadas, jornada laboral de 30 horas semanales sin reducción salarial y con cómputo semanal. Defender el derecho a la negociación colectiva, acabar con la precariedad en el empleo: derogar las Reformas Laborales. Plena igualdad salarial entre hombres y mujeres. Recuperación del poder adquisitivo perdido por los trabajadores de los sectores público y privado. No a los ERE´s, no a los despidos.
No sólo hay que defender la nómina, también están bajo ataque el salario indirecto y el diferido. Por eso, no más recortes a los servicios públicos, educación, sanidad, dependencia... no más ataques a las pensiones, no más pensiones por debajo del salario mínimo, jubilación a los 60, deshacer las reformas regresivas del sistema de pensiones.
Tras el boom de la construcción, que al desinflarse ha causado el aumento astronómico del paro, nos encontramos que tener una vivienda se ha convertido en algo inasumible y los desahucios son parte de la cotidianeidad. Hay que detener inmediatamente los desahucios, hacer una moratoria de pago, expropiar las viviendas de los bancos y crear un banco de viviendas de alquiler.
Todo esto implica parar todos los recortes, parar la política de “austeridad” y oponerse a todos los “rescates” pasados y futuros.
No hay forma de que la clase trabajadora detenga estos ataques a sus condiciones laborales y nivel de vida más que organizándose a nivel de empresa y de rama, usando los sindicatos. Pero se encuentra con que las dos confederaciones principales, CCOO y UGT están ligadas a esta política de austeridad. Se encuentra con la división sindical rampante. Se encuentra con el carácter burocratizado de los sindicatos y comités.
La lucha de la clase trabajadora por defender sus derechos laborales y sociales por lo tanto es paralela a la lucha por recuperar los sindicatos: construir corrientes sindicales de clase, transversales a las confederaciones, que luchen por la democracia obrera, la independencia con respecto al estado y un programa de lucha de clases no de pacto social, que acaben expulsando a la burocracia sindical y logrando un congreso de bases del que salga una central sindical única, democrática y de lucha. Este proceso va a ser facilitado porque cada vez más la política de la burguesía va en el sentido no de burocratizar los sindicatos, como hasta ahora, para convertirlos en sus agentes en el movimiento obrero, sino de destruirlos.
Pero estas medidas son insuficientes para sacarnos del atolladero en el que estamos. En lugar de tantos rescates a la banca, lo que hace falta es un plan de rescate para la clase trabajadora y las clases populares. Es necesario cortar la caída en picado del nivel de vida elevando el salario mínimo, estableciendo un subsidio de desempleo permanente hasta encontrar trabajo, elevando las pensiones, etc, organizando un plan de obras públicas que subsane las carencias sociales y cree empleo. ¿De dónde pueden salir los recursos para este plan? De la expropiación sin indemnización de la banca y las grandes empresas, de la renacionalización de las privatizadas.
¿Cómo evitar que los capitalistas maniobren, escondan sus ingresos y se hagan pasar por quebrados para no asumir su parte? Es necesario instaurar el control obrero de la producción y distribución: apertura de los libros de cuentas, fin del secreto comercial, derecho de veto de la representación de los trabajadores en todos los asuntos que afecten al personal, gestión de los servicios públicos por los trabajadores y usuarios.
Se nos dirá que muchas de las medidas de este programa no son aptas para ser defendidas por un hipotético diputado en el Parlamento Europeo. Es cierto, ni lo pretenden. No es un programa electoral al uso sino un programa de lucha para la clase. Levantarlo es una obligación de todos los que se reivindican del comunismo.

Por un gobierno de los trabajadores que inicie el camino al socialismo
Sólo un gobierno de los trabajadores podría llevar a cabo estas medidas. Un gobierno de los trabajadores surgido de las luchas, apoyado en las organizaciones de clase, aliado con todas las capas populares de la ciudad y el campo, tendría que disolver los cuerpos represivos y sustituirlos por el pueblo en armas. Para tomar estas medidas enérgicas en favor de la clase trabajadora y el pueblo no tendría más remedio que romper con la Unión Europea y con la OTAN. Además, tendría que decretar la bancarrota del estado, negándose a asumir la deuda pública que enriquece a los especuladores pero asfixia al pueblo. Un gobierno tal se encontraría desde el principio con la oposición desesperada de la burguesía no sólo española sino mundial. Pero también encontraría la solidaridad más cálida de los trabajadores de todos los países, a los que tendría que llamar a seguir su ejemplo. Un gobierno así se convertiría en el primer paso para avanzar hacia el comunismo, que no significa estatización, penuria y estado policial sino una sociedad sin propiedad privada, sin clases sociales, sin salario, sin dinero, sin fronteras. Una sociedad donde la fuerza que impulsa la economía no es el beneficio sino la satisfacción de las necesidades sociales. La única sociedad que, al basarse en la planificación consciente de los recursos por la colectividad, podría abordar los desafíos ecológicos clave, como detener el cambio climático y cambiar de base energética, de los combustibles fósiles a las renovables, que bajo el dominio de la propiedad privada son insolubles.
Pero claro, no es posible dar un paso en esta dirección temiendo decirlo. El principal obstáculo para que la clase trabajadora avance es su nivel atrasado de conciencia, su aceptación del capitalismo. Todas las organizaciones de “izquierda” que sólo hablan de democracia porque las palabras comunismo o socialismo asustan, todos los que hablan de ciudadanía porque hablar de clases repele a la gente, son tan cómplices del mantenimiento del sistema como las principales fuerzas políticas y los medios de comunicación.

¿Salir del euro?
Diversas alternativas electorales que se reclaman “populares”, “obreras” o “ciudadanas” plantean abandonar el euro. ¿Qué significaría esto? Significaría instaurar una nueva moneda que con toda seguridad (al menos en caso como el griego o el español) caería en picado desde el primer día. Lo cual vendría muy bien al sector exportador. Si se lo acompaña con la suspensión de pagos de la deuda pública, significaría que el país tendría vedado por completo el mercado internacional de capitales. Esto seguro que causaría grandes dificultades. Mientras crecen las exportaciones, el estado se encontraría casi sin dinero y tendría que hacer recortes.
No tiene ningún sentido que la clase trabajadora se disponga a soportar penurias en nombre del desarrollo exportador de su propia burguesía. No tiene sentido decir “salir del euro” sin ligarlo a un gobierno de los trabajadores que expropie sin indemnización la banca y la gran industria, que ponga la economía bajo control obrero y que declare la bancarrota del estado, negándose a pagar las deudas contraídas con bancos y especuladores a espaldas del pueblo.
Naturalmente, no convertir al euro en un fetiche, fuente de todos los males que proceden en realidad del capitalismo, no significa que aceptemos ningún sacrificio por el euro. Si dejar el euro bajo el capitalismo no es solución, es imposible comenzar la construcción de una sociedad socialista dentro del euro. Una de las primeras tareas de un Gobierno de los Trabajadores es romper con el euro y con la Unión Europea.

Por los Estados Unidos Socialistas de Europa
El “proyecto europeo” siempre fue una máquina de guerra contra la clase trabajadora. Fue concebido como una unión de la burguesía para luchar contra su propia clase trabajadora, los países coloniales y los estados obreros burocratizados. Igualmente, toda la historia del euro, desde su preparación hasta su implantación y ahora su salvamento ha consistido en un rosario de medidas antiobreras y antipopulares.
La clase trabajadora debe por lo tanto luchar contra la Unión Europea. Pero no contra Europa. No hay mayor traición a la causa proletaria que contraponer a la UE el “patriotismo”, la defensa de los “estados nación” como hacen los partidos comunistas francés y griego.
Los males del capitalismo vienen de que las fuerzas productivas desarrolladas en su interior chocan no sólo con las relaciones sociales capitalistas (propiedad privada) sino también con las fronteras nacionales. Las economías europeas se asfixian dentro de sus fronteras. La unidad de Europa es no sólo un objetivo deseable sino una necesidad para evitar el estancamiento económico.
Sin embargo, es imposible la unidad bajo el capitalismo. Ninguna burguesía se va a hacer el hara-kiri renunciando a su existencia nacional para fusionarse en un todo mayor. Eso no quiere decir que no puedan avanzar en un tipo de unión, pero se tratará de una unión defensiva contra los competidores y ofensiva contra sus propias clases trabajadoras y los países dependientes.
Por eso, nuestra crítica a la Unión Europea y al euro no la hacemos desde el punto de vista español (ni tampoco vasco, catalán o andaluz) ni tampoco de recuperar la peseta. La hacemos desde el punto de vista internacionalista, que también es más europeísta que el de las hipócritas burguesías europeas. Frente a la dislocación que vive el viejo continente, proponemos los Estados Unidos Socialistas de Europa.
Los EUSE no se construyen mediante una asamblea constituyente del pueblo europeo bajo los gobiernos actuales. Se construyen paso a paso a medida que los distintos pueblos se vayan librando de sus gobernantes capitalistas y estableciendo gobiernos de los trabajadores. El GCI denunciamos los planes de “democratizar” las instituciones de la actual UE desde dentro para poder usarlas para el socialismo como utópicas y reaccionarias sin remedio.
Para realizar estos objetivos, el GCI estamos empeñados en unir fuerzas para la construcción de un partido revolucionario en España. Pero no de un partido revolucionario español. Lo que hace falta es un partido internacional, la sección de la IVª Internacional reconstruida. Esto es así porque no vivimos una crisis nacional, ni siquiera europea, ni de los países imperialistas. Estamos viviendo una crisis mundial del capitalismo como sistema. No hay otra forma de encararla más que con la revolución proletaria internacional.

¿Que votar el 25 de mayo?
El GCI sólo somos un grupo de propaganda. No tenemos ni la fuerza ni la implantación para levantar una candidatura. Pero rechazamos que la solución sea pedir la abstención. La abstención no signifca nada cuando no puede ser un boicot a las elecciones, que sólo tiene sentido cuando se tiene una alternativa de poder. Sin ella la abstención no es acción revolucionaria sino manifestación de impotencia.
En nuestra hoja nº 33-4 de febrero pasado dijimos que en estas elecciones lo mejor sería presentar una lista que hiciera una enérgica propaganda contra el régimen monárquico, la UE y el capitalismo y que plantease una alternativa de clase. Lo ideal sería que la levantaran Corriente Roja, Lucha Internacionalista, Clase contra Clase y el POSI. No teníamos experanza de que tal candidatura se diera. Pero que en el caso de que alguna de estas fuerzas se presentara en solitario, la apoyaríamos más allá de diferencias secundarias que tuviéramos. Finalmente, dos de ellas se han presentado, POSI y CR (la del POSI se llama “Candidatura por la República”).
Ambas tienen matices muy diferentes pero tienen cosas en común: se reivindican de la independencia de clase y denuncian al régimen, pero ambas hacen un énfasis exagerado contra la Unión Europea, a la que culpan de todos los males mientras que ni mencionan al capitalismo como tal. CR por ejemplo, pide un referéndum para salir de la UE y el euro. Por eso, ninguna de las dos plantea un gobierno de los trabajadores ni un programa explícitamente para avanzar hacia el socialismo.
Lamentamos que no haya habido una sola candidatura. Tenemos grandes diferencias con el POSI, que levanta un programa en defensa de la “soberanía” de los estados “contra Bruselas”. Pero también las tenemos con CR. Nuestro grupo se fundó en 2010 precisamente como una ruptura con esa organización. En 2009 CR se presentó a las Elecciones Europeas formando parte de “Iniciativa Internacionalista”, una coalición con independentistas pequeño burgueses. Una política que era un obstáculo para avanzar en la independencia de clase del proletariado. Tampoco estábamos de acuerdo con su inicial apertura hacia Podemos. Y lamentamos que mientras que en su manifiesto “¿Cuál es la salida a la crisis?” ``proponen un programa anticapitalista hacia el socialismo, en el programa electoral esos puntos se han caído.
Lucha Internacionalista no ha dicho nada, por lo que sabemos. Clase contra Clase ha escrito a CR planteandole que debería haber una candidatura formada por los tres, CR, LI y ellos. En caso de que no se formase, llamarían a votar por CR. También han hecho una crítica similar a la nuestra al tratamiento de la UE por CR. Creemos que CcC tiene razón.
Pero como de todos modos ya es un hecho consumado que no habrá candidatura unitaria de los revolucionarios, más allá de diferencias puntuales, el Grupo de Comunistas Internacionalistas llamamos a votar críticamente por Corriente Roja en estas elecciones al Parlamento Europeo.
Grupo de Comunistas Internacionalistas
1º de mayo 2014

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